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DANIELE BIACCHESSI
LA HISTORIA Y LA MEMORIA
Rappresentato in versione solista nel tour Cuba 2004: L’Avana, Trinidad, Niquero, Santiago.
Live Cuba Avana Parque Almendares versione solista 19/04/2004(audio video)
Agosto del 1994. Santa Anna di Stazzema es un pequeño pueblecito
de montaña, en la Provincia de Lucca, en Toscana. La historia
parte de una foto en blanco y negro, un poco desteñida, refleja
un grupo de pequeños que juegan alegres delante al parque de la
escuela. Cantan y rièn felices, se tienen de la mano y hacen una
rueda: Las niñas vestidas de blanco, con los delantales limpios
y los sombreritos en la cabeza. Los niños con la camisa, los
pantalones cortos y las trabillas.
<< Giro giro tondo, casca il mondo, casca la terra, tutti
giù per terra>>
Momentos antes habìan escrito sus sueños en hojas de papel.
Pocas lineas, frases de niños que viven despreocupados dentro de
sus juegos mientras alrededor la guerra de los grandes destruye y
divide el mundo.
<<Sueño, sueño de hacerme mèdico para ayudar a las
personas. Sueño de ver el mar porque desde acà arriba està
lejos. Sueño, sueño de llegar a viejo como mi abuelo. Sueño de
hacer el pan con mi abuela. Sueño, sueño y aùn sueño que
corro en el bosque con mi perrito>>
Pero el 12 de agosto de 1944, esos sueños de niños vinieron
quebrantados de algo màs grande que ellos, algo que tenìa que
ver con la muerte y la violencia de los grandes. Los cohetes
iluminaron el cielo de rojo. Despuès llegaron los soldados
nazistas de las SS de la 16ma divisiòn Himmler.
Entraron a Santa Anna di Stazzema acompañados de italianos
facistas con camisa negra.Quemaron las casas, destruyeron las
iglesias, el municipio. Al final se contaron 560 muertos. Pocas
personas lograron sobrevivir a esa matanza.
Si ustedes van a Santa Anna di Stazzema hay una targa en la plaza
principal :
<< En este lugar la guerra arranccò a los niños de las
rondas.>>
Aquella foto de niños que corren y rien sin preocuparse de las
cosas del mundo, conserva aùn hoy el sentido de la historia y de
la memoria. Todavìa hoy, despuès del tiempo que ha pasado.
Escribìa Cèsar Pavese:
<< Ahora que he visto que cosa es la guerra, sé que todos,
si un dìa se terminara, deberìan preguntarse : < Y de los caìdos
que hacemos? Porque estan muertos? Yo no sabrìa que cosa
responder. No ahora, al menos- No me parece que los demàs lo
sepan. Porque lo saben solo los muertos, solamente para ellos la
guerra se acabò de verdad.>>
Saben ustedes cuantas cosas se pueden amontonar en un armadio?
Prueben a imaginarlo. Un armadio que se ha quedado olvidado
dentro un edificio del año ‘500, a Roma, sede de la
Fiscalia General Militar. Un armadio con las puertas contra la
pared, serradas a llaves, protegido de una reja y un candado. En
mayo del 1994 algunos obreros estaban trabajando en dicho
edificio, se dieron cuenta de la presencia de ese armadio. Lo
abrieron y saliò a la luz lo que quedaba de la memoria italiana.
695 fascìculos, amontonados unos arriba de los otros. Un
registro compuesto de 2273 voces anotaba el contenido de aquel
material en modo riguroso, preciso, ordenado. Estaban los
testimonios de los sobrevividos a los estragos de los nacistas y
de los fascistas. Estaban los nombres de los culpables. Al nùmero
1 la massacre de las Fosas Ardeatine en Roma. A la cabeza Herbert
Kappler, seguido del nombre de otros asesinos. Estaba Erich
Priebke y Carl Hass. Y estaban aquellos que golpearon a
Marzabotto, Fivizzano y a Santa Anna di Stazzema y en centenares
de pueblos y ciudades italianas entre el 1944 y el 1945. Todo
ordenado con una puntillosidad casi encomiable en una historia de
verdadera injusticia, la injusticia màs tremenda que un pueblo
pueda sufrir. Fuè una carniceria. Nazista y fascista, SS y
“republiquinis” de Salò hicieron miles de victimas.
Gente sin armas, civiles que huìan de la guerra. La mayor parte
mujeres, niños y ancianos, pequeños en pañales todavìa. No
fueron represalias. La exacta definiciòn es homicidios. Como fu
posible esconder por todo este tiempo una verdad tan importante e
incomoda? Quièn decidiò el traslado de aquellos fasciculos?
Saben cual es la verdad? Esos fascìculos que se quedaron
sepultados por casi cincuenta años traìan dos cuños: Comando
aleado y Comando Alemàn. Archivados para siempre en nombre del
tratado de Yalta y de la reparticiòn del mundo. Un silencio
culpable de los gobiernos italianos que se alternaron hasta el
1994 y que en nombre de aquellos acuerdos han tenido escondido la
historia del paìs a sus ciudadanos. Pero alguièn en el 2004
conserva las investigaciones sobre los estragos nazi- fascistas
en Italia desde el 1944 al 1945. El Fiscal General de la Spezia
Marco de Polis. Un dìa me contò:
“ unos meses atràs escuchè un testigo de los hechos.
Escondido en un bosque cerca de Marzabotto, viò ametrallar a su
madre y la hermana junto a otras 170 personas. Terminaremos las
investigaciones en este año, si antes no mueren los imputados.
Trato de no pensar en eso demaciado, pero la verdad es que estoy
haciendo una Norimberga italiana, con 60 años de atraso. Dos años
atràs, antes de comenzar las investigaciones, hubiera dicho que
todo este trabajo no tenìa mucho sentido. El ejercicio
obligatorio de la funciòn penal, hubiera dicho como magistrado.
Despuès conocì los sobrevivientes, las victìmas y sus verdugos.
Y cambiè idea. Este enorme trabajo es ùtil. Es civil. Es un
modo para rendir homenaje al dolor de personas que no tuvieron la
posibilidad de tener justicia de parte del Estado.
Las bombas traen mensajes. Muchas veces estan escondidos.
Velados, no declarados. A veces ni siquiera se entienden. Del
resto los atentados en tiempo de paz meten miedo, dividen el paìs,
cierran el diàlogo entre las fuerzas polìticas y los
parlamentarios, blocan el desarrollo de una democracia cumplida,
golpean victìmas inocentes, hacen sentir a todos màs
bulnerables, y sobre todo apagan las luces de las casas. Cada
bomba, però, contiene una huella digital imborrable. No siempre
es fàcil llegar al su còdigo genètico, pero a menudo se logra.
Sirven laboratorios, pericias, profesionalidad. De todas maneras
se necesita tiempo, paciencia y mucha suerte. Luego aquella
huella que se queda en cada artefacto se convierte en una marca
de fàbrica. El mensaje de las bombas estalladas en Italia desde
el 1969 hasta hoy es algo màs que una prueba. Ahora no sirven anàlisis.
Es suficiente querer entender.
Aula de maxima seguridad de la càrcel de San Victore, 30 de
junio 2001. La campana del proceso a la historia suena a las 4.05
pm. En aquel momento que antecede la lectura de la sentencia, es
como oir las emociones que se siguen en el aula. Las esperanzas
de los familiares de las victìmas, de los acusados y de la parte
civil, las angustias y las dudas de los abogados defensores.
Estrago de Plaza Fontana, 12 de diciembre 1969, 16 muertos, 88
heridos. 32 años despuès. El Presidente de la segunda Corte de
Assise de Milano, Luigi Martino es un hombre con el pelo gris.
Debe haber vito muchas cosas antes de aquel proceso. Por meses ha
escuchado neofascistas, hombres unidos a lo Servicios Secretos,
generales, maniobreros. Martino leè la sentencia.
Los militantes de Orden Nuevo (organizaciòn facista), Delfo
Zorzi, Carlo Marìa Maggi, Giancarlo Rognoni condenados a cadena
perpetua. Dos años a Stefano Tringali por complicidad con Zorzi.
Absoluciòn para el colaborador de la justicia Carlo Digilio.
Sin embargo solo tres años despuès esa sentencia viene cambiada.
Los arrepentidos reconocidos como creibles en el proceso de
primer grado, ahora para los jueces de segundo grado mienten.
Porquè despuès de tantos años no se quiere hacer luz sobre los
estragos italianos? Cuales verdades indecibles estan detràs de
esos atentados?
Me piden hechos y nombres?
El 12 de diciembre de 1969 estalla una bomba en el Banco Nazional
de la Agricultura en Milàn, 16 muertos y 88 heridos. Otra viene
colocada en la sede del Banco Comercial. Posee las mismas carcterìsticas
de la primera pero no estalla. Otros ordiños vienen colocados en
el pasaje subterràneo del Banco Nazional del Trabajo en Roma.
Trece heridos. Bombas de potencia elevada golpean el Altar de la
Patria y el ingreso del Museo del Risorgimiento en Roma. Cuatro
heridos. Los investigadores encaminan las investigaciones hacia
los anàrquicos. Ochenta detenidos y arrestados. Entre ellos
estaban el ferroviario Giuseppe Pinelli y el bailarìn Pietro
Valpreda. Pinelli se cayò del cuarto piso de la Fiscalìa de
Milano durante un interrogatorio. Años despuès los jueces
escribirìan que Pinelli tuvo un patatùs. Que corage…Valpreda
fue encerrado en una càrcel hasta el 1972. Inocente. Pasan los años
y la magistratura toma la pista justa. Los portafolios que
contienen el explosivo del 69 fueron comprados por Franco Freda y
Giovanni Ventura, fascistas de Padova. Aflora un plan que debe
terminar en un intento de golpe de Estado militar.
Y alguièn lo organiza realmente, la noche del 8 de diciembre de
1970. Es el princìpe Junio Valerio Borghese. Repartos del ejèrcito
estan ya operativos, asì como hombres de Avanguardia Nacional y
de Orden Nuevo pero el ministro del Interior Mariano Rumor no da
el via libre. Años despuès se supo que Licio Gelli, Gran
Maestro de la logia Masonica P2 tenia que raptar el entonces
Presidente de la Repùblica Giuseppe Saragat.
El 22 de julio de 1970 estalla una bomba en el tren “Flecha
del Sur” en Gioia Tauro pero los investigadores dicen que ha
sido un accidente. No se haràn investigaciones hasta el 1993. La
bomba fue colocada por dos criminales calabreses. El dinero
provenìa del Comitè de acciòn de la provincia de Reggio,
formado por representntes y parlamentares del Msi.
Y aùn. 31 de mayo de 1972. Vincenzo Vinciguerra es un militante
de Orden Nuevo. Organiza un atentado contra los carabinieres.
Llama los militares por telèfono: se està quemando una màquina.
Los carabinieres llegan a Peteano di Sagrato. Se acercan a una màquina
modelo 500 rellenada de triol. Abren la puerta… tres
carabinieres saltan en aire.
7 de abril 1973. El fascista Nico Azzi hace estallar entre sus
piernas un ordiño en el tren Torino- Roma. Algunos testigos lo
habìan visto caminando entre los vagones con una copia del periòdico
“Lucha Continua” (periodico de la izquierda extrema) en
la mano.
17 mayo de 1973. Gianfranco Bertoli, se acuerdan que decìa que
era anàrquico pero pertenecìa a los servicios secretos. Tira
una granada delante de la Fiscalìa de Milan. 4 muertos. El
proyecto debìa terminar en otro intento de golpe de Estado en el
1974.
Me pidieron hechos y nombres. Algunos los he revelados. Es el
neofascista Vincenzo Vinciguerra, se acuerdan?, reo confeso en el
estrago a Peteano di Sagrato, in Friuli.
“Los estragos que han ensangrntado Italia a partir del 1969,
pertenecen a una unica matriz organizativa. Dicha estructura
obedece a una lògica segùn la cual las direcciones salen de
Aparatos inseridos en las Instituciones y para la exactitud en
una estructura paralela y secreta del ministerio del Interior.
”.
Me pidieròn hechos y nombres, eh… Ahora està todo màs claro?
Brescia, 28 de mayo de 1974. El cielo no promete nada bueno.
Entran en la Plaza de la Logia diezmil sindicalistas, obreros,
estudiantes, desempleados, jòvenes y ancianos, caras de gente
comunes. Los manifestantes esperan una seña, un gesto el señal
de una protesta civil contra una violencia que ya dura desde
semanas. Lo han jurado: aquellos atentado, aquellas bombas se
tienen que acabar. Habla Franco Castrezzati de la Cisl. Son las
10.12 am. La lluvia inizia a caer copiosa sobre miles de paraguas
abiertos, sobre los impermiables sobre los chalecos. Las suyas
seran palabras atragantadas.
“Amigos y compañeros, trabjadores, estudiantes, estamos en
la plaza porque en estos ultimos tiempos una serie de atentados
de clara marca fascista ha puesto nuestra ciudad a la atenciòn
preocupada de todas las fuerzas antifascistas. Y asì han venido
a la luz hombres de primer orden que tienen relaciones con los
atentadores de Plaza Fontana y del tren Torino – Roma,
vienen tambièn a la luz bombas, armas, tritol, explosivos de
todo tipo. Nos encontramos de frente a tramas entretejidas
secretamente de quièn tiene los meios y los objetivos precisos.
A Milano… Esten parados… este tranquilos, esten tranquilos.
Esten en la parte interior de la plaza, el servicio de orden haga
un cordon alrededor de la plaza, esten al interno de la plaza.
Inviamos a todos a dirigirse debajo del palco, vengn debajo del
palco, esten tranquilos, dejen el puesto a la Cruz Blanca, dejen
el paso, dejen el pao a las màquinas, todos en Plaza de la
Victoria, todos en Plaza de la Victoria”.
Plaza de la Logia, 28 de mayo 1974. Ocho muertos. 94 heridos,
algunos graves. Cinco maestros, dos obreros, un jubilado. Ni
siquiera una sonrisa, una sospecha, una palabra, ni siquiera una
fracciòn de tiempo, cuanto basta para darse cuenta que en un
cesto de la basura, debajo de los pòrticos de la plaza, hubo quièn
colocò poco antes un ordiño de alto potencial. Al final morirìan
al instante, en el dìa en que del polvo negro y amarillento hubo
quièn viò volar incluso una bicicleta. Va para arriba, parece
un extraño monstruo de metal. Se alza màs allà de las miradas
de las personas, despuès se destroza en el asfalto.
80 kilometros separan Florencia de Boloña. En tren es màs o
menos una hora de camino, pero dura una eternidad. Puedes ver un
mundo dentro aquellos tùneles, anchos de una oscuridad intensa.
Al final de un tunel hay otro màs. Desde Vernio a San Benedetto
Val di Sembro hay un tunel, dieciocho kilometros, la màs larga
de toda Italia.
El 4 de agosto de 1974 era un dìa soleado, caluroso. Yo estaba
en la playa, sentado en una tumbona. Miraba el horizonte lejano,
habìa quièn se bañaba, quien leìa, alguièn escuchaba la
radio. Y en aquel agosto de 30 años atràs, un fragmento musical
fuè interrumpido bruscamente y mandaron en honda la sintonìa de
la ediciòn extraordinaria del noticiero radio. Dentro un vagòn
de segunda clase ha estallado una bomba de alto potencial. Sucediò
propio en el tunel ferroviario de San Benedetto Val di Sembro. 12
muertos y un centenr de heridos. Aquel dìa màs nadie entrò en
el agua, mi padre se puso las manos en la cabeza e iniciò a
fumar, los niños dejaron de gritar. Un largo silencio. El mismo
que advertimos el 23 de diciembre de 1984, siempre a San
Benedetto Val di Sembro en el tren ràpido 904. 15 muertos.
Por los estragos en los trenes Italicus y 904, aùn hoy no se ha
hecho justicia.
Hay algunos silencios tan llenos de ruidos que muchas veces se
anulan recìprocamente. Frases, acciones, gestos, miradas, la
vida se ha congelado, hibernada, como aquellas estatuas de yeso
que no tienen color, estan ahì immobiles, te miran, ya no tienen
un alma pero hablan. Que cosa contienen dos minutos de tiempo
despuès de un estrago? Hay silencios en los que las palabras no
dichas suenan màs fuertes. Frases que retocan en la cabeza,
claras y redondas, pellizcan la garganta, en el fondo de la
lengua, aprietan fuerte sobre la laringe y chasquean, sonoras y
sin voz, contra el paladar. Silencios en los cuales las palabras
se transforman en gritos sofocantes. Como vidas suspendidas que
no son màs cuerpo y espacio. En invierno, hay muchas mañanas frìas
y grises en las que un grito es màs agudo y màs veloz que un dìa
de neblina espesa. En verano hay ciertos dìas de primero de
agosto, transparentes, calurosas, donde no hay razòn para que un
grito no pueda hacer lo mismo. Y en el mar, cuando el sol se
refleja en el agua, a la playa llegan las voces de barcos lejanos
algunas millas, un grito corre sobre el reflejo y salta como
piedras lanzadas entre las olas. Aquel grito lejano, desgarrador,
indefenso, llega como un silbido agudo. Y hace el giro del mundo.
Muchos lo perciben, fuerte y claro, potente como una bomba. Nada
serà ya igual que antes.
2 de agosto de 1980, estaciòn de Boloña. Sergio Secci tiene 24
años. La noche antes llama por telèfono a sus padres, Torquato
y Lidia: “ esta noche estoy en una fiesta. Mañana voy para
arriba en Alto Adige, a Bolzano, cojo el expreso de las 8.18 am a
Boloña. Tiene la voz tranquila, serena, calma pero aquel dìa no
logra coger el tren, Un estupido atraso de pocos minutos. Se
dirige a la oficina de informaciòn y descubre que otro tren està
por llegar. Està anunciado para las 10.50 am. Espera el
transbordo.
Roberto Procelli tambièn està en Boloña. Viene de San Leo di
Anghiari, Arezzo. Saliò de alì soldado. 121 Batallòn de
artillerìa en Boloña. Ahora se encuentra ahì, debajo de la
marquesina a esperar su tren de regreso. Se pone debajo del viejo
reloj de la estaciòn. Manecillas que marcan el tiempo, y los
trenes en llegada y las numerosas salidas.
Puede ver ese rìo de gentes, de trenes en trànsitos que se
intersectan a traves de los andenes atestados, de los gritos de
vendedores de bocaditos y bebidas. Del resto es el 2 de agosto y
un Paìs quiere ir al mar. Los vagones estan abarrotados hasta el
inverosimil. Hay quièn entra por la puertas. Enormes malets
pasan dentro a pocos centìmetros de las ventallinas abiertas.
Una multitud. En la billeterìa hay una cola que no se veìa
desde hace tiempo, todos empujan, los asientos son pocos, quièn
ha reservado, quien no tendrà nunca un billete ese dìa.
Los niños no conocen las reglas de los adultos. Imaginense en
una estaciòn en agosto, en medio a ese alboroto es como
sentirlos. Escapan, se esconden despuès se cogen y se ensiguen.
Una danza que puede seguir hasta el infinito. “ Dale… no
me coges… no sabes correr”. Los padres no logran
tranquilizarlos. Hay dos hermanos daneses Eckhardt, 14 años y
Kai Mader, 8 años, un niñote de la cara redonda. Margherete
Mader, 39 años, es su madre. Los niños corren… corren … sin
parar.
En la sala entra un hombre con una bolsa- maleta en la mano, de
esas con el ziper y las patas metàlicas. Mira alrededor, todos
hablan, fuman, leen. No se dan cuenta de lo que ocurre. No
prestan mucha atenciòn. Nadie lo ve, nadie lo distingue entre
tantas caras. Una sospecha, una circunstancia, un testimonio.
Nada. El hombre coloca la maleta en la mesita porta. Equipajes, a
cincuenta centìmetros del suelo, al lado de la pared portante de
la sala, el timer està ya activado, puntado en los nùmeros, 10.25
am.
Diez minutos. Luego el estrago. Veinte, venticinco kilogramos de
explosivo gelatinado Compound B, de tipo militar, comprimido en
una maleta de aspecto normal. 10.25 am. Un fuerte viento barre
cada cosa, un tornado violento, màs fuerte que un terremoto,
algo que tiene el sabor de la muerte y de cosa quemadas, de
viejos estruendos, y gritos, polvo, humo, olor de brazos. Una
sala de espera de segunda clase se ha desmenuzado como hacen lo
castillos de arena cuando la marea està alta, entrò en aquella
de primera clase y arrasò con todas las cosas.
Centenares de metros cubos de tierra, vigas largas docientos
metros, marquesinas de acero, traviesas, piedras, andenes
troncados de neto, fragmentos de raìles, enormes bloques de
cemento reducidos pequeños pedacitos, con dentro hombres,
mujeres, niños, muchachos, ancianos
“…………3,7,6,8,14,16,19,20,22,23,24,44,66,72. Años
vividos que no son nùmeros para estadisticas. Descubren que
aquella targa tiene un alma y a veces habla. Aquellas palabras
despedazadas es como si volaran. Todavìa hoy, despuès que el
tiempo ha seguido su curso. Alrededor de Boloña los trenes hacen
los mismos recorridos. En el primer andèn està un señor con el
delantal blanco que vende bocaditos y cafè. La locomotora
descelera, frena, se para, descarga pasajeros mientras otros se
quedan pegados a las ventanillas. Propio como el 2 de agosto de
1980. Si te pones de la otra parte del cristal de la sala de
espera puedes observar las caras de los que pasan veloces y de
cuantos se paran y recuerdan. Laura es una maestra de Modena.
Tiene cogidos de las manos dos niños. Ese viaje es una promesa
mantenida. Encima del Apenino Tosco – Emiliano, en Porretta
Terme hay un campismo. Los niños se bajan del tren y Laura los
lleva al bar a que tomen algo. Cuarenta minutos los separan del
transbordo con el local Boloña – Firenze. Pasan cantando
delante a aquella làpide, pero Laura se recuerda que hoy es 2 de
agosto. Y se pone propio delante a la lista de esos nombres que
ya no existen y que no han conocido nunca. Ales, Algano, Basso,
Banduan, Bergianti, Bertasi, Betti, Bianchi, bivona, Bonora,
Bugamelli, Burri…. Son 85 muertos del estrago.
A aquellos niños que van de vacaciones, Laura les cuenta: “
Era un dìa de agosto propio como hoy. Aquì estaban centenares
de persona que iban de vacaciones, como nosotros ahora. De
momento el estallido de una bomba los aplastò, muertos. Muchos
de ellos eran niños, como ustedes” Los dos muchachitos la
escuchan en silencio, petrificados. Uno se come las uñas, el
otro mira hacia los andenes. Por pocos segundos tienen la sensaciòn
de no ser inmortales. Laura se queda aùn bajo la marquesina del
primer andèn pero la bocina anuncia el tren para Firenze. Y asì
coge a los niños y se va. Desaparecen detràs del àngulo del
ala de la estaciòn donde salen los trenes locales. Al menos
Laura tiene los ojos de la memoria”.
Para no olvidar, gracias
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